lunes, 30 de abril de 2018

El tema del poder


El tema del poder




Una reforma constitucional revolucionaria es necesaria. Pero ¿con qué poder se logra que sea así y con qué poder se garantiza la efectiva aplicación de esa nueva constitución?

¿Con qué poder se garantiza el cumplimiento de las leyes actuales?

Hoy en día en la Argentina se ve claramente que no es suficiente que existan leyes, es necesario un poder que garantice su aplicación.

Todas las leyes del gobierno anterior, votadas en el Parlamento, han sido en su mayoría, dejadas sin efecto en la práctica por decretos de necesidad y urgencia (DNU) de este gobierno. ¿Cómo pudo hacerlo? Y si pudo hacerlo ¿Qué valor tiene haber aprobado tantas leyes de redistribución del ingreso a favor del pueblo en el gobierno anterior?

Un gobierno vota determinadas leyes y el siguiente las dá de baja por decreto.

¿Dónde está el Estado de Derecho?

En documentos como el muy recomendable Manifiesto Argentino firmado por un colectivo encabezado por Mempo Giardinelli,[1] se desarrollan una serie de propuestas progresistas de gran valor, incluyendo una reforma constitucional profunda y popular, pero prácticamente no se menciona con qué poder se va a garantizar su aplicación. Vagamente está flotando la idea de que si todos los habitantes llegan a estar de acuerdo, se aplicará. Se proponen toda una serie de controles para que las leyes se cumplan, para que no exista corrupción y sí transparencia, y muchas otras propuestas en la misma línea. No hay un señalamiento expreso de con qué poder se garantizará todo eso. Y estamos hablando de uno de los proyectos más progresistas que existen en el país.[2]

También el exjuez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni opina que es imprescindible una profunda reforma constitucional.[3]

Es una Constitución que viene de 1853, que la reformaron a los ponchazos en el ’94, /…/ en el Derecho Constitucional Comparado nuestra Constitución es pésima /…/ hay que repensar la función del Senado/…/tenemos una anarquía en jurisprudencia que es loca /…/no podemos tener una democracia con monopolio de los medios de comunicación /…/

Con distintos matices la necesidad de una Reforma Constitucional radical es reconocida por una buena parte de la población, si tenemos en cuenta muchos casos que, a diferencia de Giardinelli y Zaffaroni, no lo expresan directamente o incluso, sólo tienen una conciencia incipiente de su necesidad. Pero es un tema que hoy está flotando en la sociedad.

Cabe preguntarse: de dónde surge el tremendo poder de este gobierno que es capaz de anular multitud de leyes anteriores solamente con decretos. Hay una sola respuesta: del poder económico que, de múltiples formas, lo colocó en el gobierno, lo apoya y lo sostiene. La fortaleza no surge del gobierno sino del gran capital del cual depende.

Sin poder no hay forma de que las leyes se apliquen, incluso la Constitución.

Existe una “conciencia inconciente” generalizada de que las leyes tienen intrínsecamente poder. Que el poder surge de ellas mismas, o si surge del pueblo que ha impulsado su votación a través de “representantes”, una vez votadas, son portadoras de ese valor y se manejan por sí mismas, tienen un poder propio que obliga la obediencia de sus disposiciones.

Esta no es una idea que se pueda sostener racionalmente pero de hecho, está en la mente de la población.
En realidad no hay aplicación efectiva de las leyes sin un poder real que las garantice.

En gobiernos como el actual, de empresarios para empresarios, de redistribución regresiva del ingreso del pueblo para los ricos, el poder que garantiza los decretos del gobierno es el gran capital, el capital concentrado y centralizado internacional.

Para que existan leyes a favor del pueblo, y exista el poder que garantice su aplicación, ese poder debe surgir del pueblo mismo dado que no hay otro lugar del que pueda emerger.

Por más organizado y conciente que esté el pueblo, nunca podrá imponer sus votaciones democráticas mientras exista este CCyCI. Si con conciencia y organización el pueblo llega a estar en condiciones de derrotar al CCyCI, debe hacerlo de la única manera posible: expropiándolo. Esta expropiación es el primer paso fundamental en la revolución social.

Para que existan posibilidades objetivas de revolución social primero es necesario una revolución democrática para que todo el pueblo pueda deliberar libremente y resolver que alternativa de poder elige. Hay dos opciones principales: trata de controlar el CCyCI manteniendo la vigencia del capitalismo, dentro del capitalismo, o expropiar al CCyCI y comenzar la construcción del socialismo.

Pero la necesidad mínima es neutralizar al CCyCI que es el que impone a todos los gobiernos el llamado plan neoliberal o sea la pobreza y la miseria de toda la población, la expropiación de todos los dineros del pueblo y la derogación de todos sus derechos.

Esta necesidad de enfrentar con éxito al CCyCI es perentoria para todo la población. La unidad de acción se debe efectuar para promover esa tarea central. Sin esa unidad de acción no hay salida para el pueblo, está de antemano condenado a la degradación social más extrema.

Tanto para el objetivo utópico, pero hoy asumido por la mayoría, de neutralizar al CCyCI bajo el capitalismo, como para la única posibilidad de derrotarlo, su expropiación, es necesario la creación de un nuevo poder de toda la población con la fuerza suficiente para lograrlo.

Esta no es una necesidad sólo de la Argentina, sino de todos los países del mundo, por ejemplo, España, como lo relata Manuel Monereo, diputado de Unidos Podemos por Córdoba, en España.[4]

El camino que ha dado verdadero resultado en toda la historia del capitalismo es el poder de los Consejos Obreros de la Rusia revolucionaria de 1917, en los que se reunían y decidían la inmensa mayoría de la población, dirigidos por la fortaleza, la claridad de conciencia y la consecuencia de la clase obrera.

La forma actual debería inspirarse en esa experiencia histórica. Muchas cosas han cambiado y en cada país es distinto, pero lo esencial de esos consejos sigue vigente. Adaptándolos a la realidad actual serán el único poder suficiente para enfrentar y derrotar al CCyCI.

La forma concreta que adopten estos nuevos consejos o asambleas del pueblo, ejerciendo una democracia directa, sólo se puede resolver teniendo en cuenta las características de este momento histórico, del país, y de la idiosincracia de su gente.

La tarea urgente es la unidad de acción por una revolución democrática de todo el pueblo para crear esos organismos en los que el pueblo pueda ejercer todo su poder frente al CCyCI.

Carlos A. Larriera

30.4.2018


[1] Mempo Giardinelli, El manifiesto argentino, historia de un desafía colectivo, Aguilar, 2015.
EL MANIFIESTO ARGENTINO, Por una Alternativa Argentina, LOS 28 PUNTOS DEL IDEARIO DE El Manifiesto Argentino, En la Ciudad de Santa Fe, 3 de Junio de 2017
[3] Entre muchas entrevistas y declaraciones podemos citar la realizada por el periodista Carlos Barragán a Raúl Zaffaroni el 16.11.2016
[4] 28.4.2018 “El Proyecto europeo contribuye a que Alemania domine al resto de países”, Entrevista de Lucía Tolosa a Manuel Monereo, diputado de Unidos Podemos por Córdoba, http://epuntorojo.blogspot.com.ar/


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