jueves, 15 de marzo de 2018

sobre la unidad del peronismo

Sobre la unidad del peronismo



Se habla de la necesidad imperiosa de unificar el peronismo para ganar las próximas elecciones. El peronismo siempre fue un movimiento policlasista. En alguna medida contiene la lucha de clases en su interior. No toda, por supuesto, ni con completo control. Las convulsiones del peronismo son básicamente la manifestación de la lucha de clases en el interior del movimiento.
No son lo mismo el peronismo de Perón, el peronismo de Cámpora, o el peronismo de los Kirchner. El objetivo de Perón era impedir la independencia política de la clase obrera, que crecía en el ’45 a pasos agigantados. Por eso, al mismo tiempo que hacía grandes concesiones, reformas en sí mismas beneficiosas para el pueblo, creó la burocracia sindical peronista subordinada a su mandato. Cámpora fue la época de la Juventud Peronista (JP). Una minoría de sus integrantes eran montoneros, contra lo que dice habitualmente, identificando falsamente la JP con Montoneros, con la obvia finalidad de demonizarla.
En el primer gobierno de Perón la juventud, sobre todo universitaria, fue opositora. En la década de los ’70 la juventud reivindicaba la obra social de Perón, haciendo abstracción de sus aspectos políticos más negativos. La JP rescata eso, fundamentalmente.
El gobierno de Cámpora es fácilmente desplazado por la derecha del peronismo poniendo en su lugar como presidente a Lastiri.
Los Kirchner representaron lo más auténtico de la JP, su vocación de mejorar la vida de la población, incorporando la lucha por los derechos humanos en forma significativa. Los Kirchner fueron consecuentes con su ideología juvenil, y trataron de llevarla a la práctica desde el gobierno. Hicieron mucho en ese sentido.
El gobierno de Macri es el gobierno del capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI), responsable de toda la campaña desestabilizadora que se hizo contra el anterior gobierno, y de todos los “palos en la rueda” de que fue objeto.
No se trata solamente de que ahora el  peronismo gane las elecciones, sino que tenga la suficiente fuerza como para superar la política saqueadora del CCyCI. Esto no se tiene en cuenta. La unidad de todo el peronismo implica el control del mismo por su parte capitalista. Y con ese control es imposible enfrentar con éxito al CCyCI.
Los Kirchner, en términos generales, lograron cierta independencia de los poderes capitalistas tradicionales, y construyeron el gobierno más democrático y que más reformas progresistas realizó en toda la historia del país. Pero estuvieron lejos de un intento serio de derrotar al CCyCI. Dejaron sin tocar a toda la estructura de poder económico del gran capital. Desde ya, no intentaron ningún tipo de reforma agraria, sin la cual se mantiene desde el comienzo de la historia del país el dominio de los terratenientes, juntos ahora con capitales industriales, financieros y comerciales. Además permitieron la continuidad del conjunto de la economía en manos privadas, extranjeras y oligopólicas. Y entre ellas, la propiedad casi absoluta de casi todos los medios de comunicación, desde los cuales la derecha instalaba —e instala— permanentemente en la población falsas imágenes de la realidad. Y dejando esa estructura intacta es imposible avanzar en forma sustentable en el tiempo en un “crecimiento con inclusión social”.
Respetó todas las instituciones de la democracia burguesa argentina, con todos sus mecanismos retrógados y que garantizan la dominación del capitalismo sobre el conjunto de los trabajadores y la clase media. Toda la oposición de derecha, la que responde al CCyCI, reclamaba al gobierno anterior el “respeto a las instituciones” cuando en realidad fue el gobierno que más las respetó. Ahora gobernando la derecha no respeta ninguna de las instituciones burguesas vigentes, ratificando plenamente lo que decía Federico Engels: “…la democracia burguesa es la forma más perfecta de dictadura del capital, porque bajo una apariencia democrática maneja todo con la bolsa [el dinero].[1] Con el agregado que este gobierno en concreto utiliza la extorsión, el chantaje, y la represión, junto con la instalación de una nueva ideología “meritocrática”, “individualista”, potenciando, por ejemplo, tendencias que en mucha gente la lleva hoy a reivindicar el asesinato de un niño, Facundo, por la espalda, junto con el caso Chocobar.
La unidad electoral de todo el peronismo no garantiza que éste tenga en un eventual futuro gobierno una política progresista con el objetivo expreso de elevar el nivel de vida de la población, con su política de conciliación de clases sus logros, por más grandes que fueran, serían infinitamente pequeños  en relación con las necesidades reales del pueblo.
Como dice Claudio Scaletta refiriéndose a un eventual futuro gobierno progresista:
“…el futuro demandará una cohesión política fuerte. El gobierno popular de la tercera década del siglo, a diferencia del actual oficialismo, deberá hacer frente a una pesadísima herencia económica de alto endeudamiento y desarticulación productiva y social. No serán tiempos de medias tintas ni de gobernar con el enemigo adentro. Podría pensarse que cuando el objetivo principal es construir el regreso al poder son tiempos de taparse las narices, pero la historia es rica en contra demostraciones sobre lo peligrosas que pueden resultar las alianzas Frankestein…”[2]
Lo que se necesita es, como mínimo, un movimiento no integrado por burgueses, con el objetivo de llevar adelante una política independiente del poder capitalista, pero para eso se necesita priorizar un programa coherente con esos fines y nuclear sólo a las personas que son consecuentes con él, aunque hoy no se llegue a ganar las elecciones. Lo imprescindible es el crecimiento y fortalecimiento de ese movimiento clasista, porque la finalidad no son las elecciones, sino derrotar al gran capital, que es el que permanentemente ataca al pueblo.
En la mayoría de los dirigentes peronistas predomina el objetivo de ganar las próximas elecciones, aún a costa de las mayores concesiones al aparato del PJ (representantes del capital dentro del peronismo), con lo cual se atan de pies y manos para cuando ejerzan el próximo gobierno.
El hecho de que gran parte de la lucha de clases esté contenida en el peronismo, hace pensar a muchos que sólo se puede luchar desde adentro del peronismo, cuando en realidad hoy,  más que nunca, el gran capital plantea la necesidad para el pueblo de avanzar cada vez más en la lucha de clases. De esto se trata, no de quedar enredado dentro del peronismo, sometidos a un mandato que responde al poder capitalista (la cúpula del PJ).
No hay que entender la independencia política como una negativa a toda unidad de acción. Las dos son complementarias, sin independencia política es imposible una verdadera unidad de acción, que consiste solamente en ponerse de acuerdo en determinada coyuntura en una acción, pero sin someterse al resto de las organizaciones políticas. Un ejemplo típico es la unidad de acción en las movilizaciones, como las que se produjeron contra la política de este gobierno, y por los derechos de la mujer.
Los Kirchner y movimientos como la Cámpora plantearon la posibilidad de una dinámica más independiente y democrática por parte de un movimiento. Hoy parecen estar dudando entre sumarse a “la unidad del peronismo” o construir un movimiento con un programa pensado solamente para beneficiar al pueblo.  Si nos juntamos con el diablo, gana el diablo, siempre.
Si surgiera un movimiento coherentemente clasista dentro del peronismo, consecuente a través del tiempo, podría ser viable algún tipo de acuerdo meramente electoral para ganarle las elecciones al macrismo, pero a condición de mantener e incrementar una política independiente antes, durante y después de las elecciones.
Hay que tener muy en cuenta las palabras de Massot hablando despreocupadamente creyendo que no estaba al aire:
El jefe del bloque de diputados del PRO, Nicolás Massot, brindó una larga entrevista en simultáneo a los canales A24 y AméricaTV. Cuando se hizo el pase para seguir al aire sólo en América, el legislador pensó que ya no estaba en vivo y habló sobre la vuelta del peronismo al poder. También defendió el ajuste y argumentó en favor de la pérdida de calidad de vida: "Nos acostumbramos a vivir en buenas zonas, nos acostumbramos a tener planes altos en las obras sociales"
“Es un proceso de 20 años que posiblemente lo termine el peronismo, ojalá lo termine el peronismo”, dijo Massot al referirse a la reducción del déficit y a la promesa electoral de “pobreza cero” hecha por Mauricio Macri. Sin saber que estaba al aire, se esperanzó de que el próximo gobierno “sea una continuación de lo grueso del plan económico que se está haciendo ahora” para “volver al superávit, equilibrar la balanza, volver a tener las exportaciones que teníamos”.[3]
O sea, que la unidad del peronismo, bajo la inevitable dirección del capitalismo peronista (el PJ) continuaría “lo grueso del plan económico actual”.

Carlos A. Larriera
14.3.2018









[1] Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en el último capítulo.
[2] Claudio Scaletta, Diversidad, pasado y futuro, Suplemento CASH de Página 12, domingo 25.2.2018, contratapa.

sábado, 3 de marzo de 2018

Significado político de los cantos de repudio al presidente






Significado político de los cantos de repudio al presidente



Es necesario analizar el profundo significado político de los cantos de repudio al presidente, en distintos espacios las canchas de fútbol; una cancha de básquet; el subte; la Ballena Azul del CCK, antes de que la cantante norteamericana Patti Smith comenzara a cantar; el Teatro Nacional Cervantes…

Estos cantos tienen un alto significado político, son un antes y un después aunque no se pueda afirmar que sea el prolegómeno de una rebelión generalizada contra el gobierno, como en el 2001. Que pasará de ahora en más, es difícil de pronosticar. Lo seguro es que se trata de un salto en la conciencia de la población, pues la repetición del canto en distintos ámbitos, masivamente, al punto de que los que podrían estar en desacuerdo se tuvieron que callar, afecta a la mayoría de la población. Si no existiera esa masividad el diagnóstico sería distinto.

Estamos en presencia de un salto de cantidad en calidad de la conciencia del pueblo. No es fácil cantar contra un presidente de la manera en que se lo hace. ¿Qué otro ejemplo hay en la historia del país? Se puede nombrar al 2001, pero es probable que si existieron cantos abiertamente contra el gobierno comenzaran poco después que se inició la represión. 

Otro recuerdo es la gran movilización obrera a Plaza de Mayo, desbordada totalmente por la cantidad de manifestantes, en el marco de un paro decretado por la CGT burocrática de entonces. Durante toda la tarde y en toda la plaza se cantó: “López Re…, López Re…, López Regaa…, la p. que te p.”. Poco después López Rega renuncia y se va del país para nunca más volver. 

Era el 27 de junio de 1975. Pero no hubo insultos contra Isabel. La protesta era contra ministros del gobierno, pero no contra la Presidenta. El salto en la conciencia era menor que ahora. No es fácil repudiar en esos términos a un Presidente. Para eso es imprescindible dejar de lado muchos prejuicios y falsas ideologías, impulsados por la necesidad de enfrentar de alguna manera el saqueo y la represión que sufre la población.

De alguna forma aumenta la conciencia de que este gobierno actúa en contra del bienestar de la población.
Otro dato que ratifica lo dicho hasta aquí son muchas declaraciones de conductores de programas de TV de una manera drástica como no lo habían hecho hasta ahora.

Se puede pensar que en la conciencia del pueblo ya no se trata de una lucha meramente sindical, ni de que si la CGT fuera combativa en lugar de ser burocrática todo se solucionaría. Ahora se comienza a apuntar contra el gobierno, se toma conciencia de que el problema es político. Que la población encuentre la forma de salir victoriosa frente a esta política es otra cuestión. No se puede predecir.

Otro elemento que se percibe en el ambiente es que ha cambiado la relación ideológica de fuerzas entre los distintos sectores de la población. En los primeros tiempos era difícil hablar críticamente del gobierno en la vida cotidiana, existía mucha gente que enseguida reaccionaba. Ahora comienza a ser distinto. Lo que es difícil es hablar a favor del gobierno. Por lo menos los que lo votaron, arrepentidos o no tanto, incluso su núcleo duro que coincide concientemente con la política del gobierno, tienen dificultades para apoyarlo en la vida diaria. 

También hay que referirse a Durán Barba. Para esto no parece contar con un contradiscurso. Circula la versión de que está, junto con otros, buscando la manera de ridiculizar los cantos contra Macri. No parece ser una tarea fácil, y en todo caso se corren serios riesgos de que este intento se transforme en boomerang, y en lugar de disminuirlo, generalice aún más el repudio.

Entre los intelectuales opositores al gobierno, políticos, opinólogos, desde el primer día, o aún antes de las elecciones, existía una búsqueda infructuosa para encontrar un contradiscurso que pudiera neutralizar las falsas y engañosas ideas difundidas por Durán Barba y Cía, como aquello de que “se robaron todo”.
Tanto Marx, como Engels, como Lenin, afirmaban que había que estar atentos a las enseñanzas de las masas, aprender de ellas, y elaborar políticas en base a ese aprendizaje. 

Marx decía a los obreros que no intentaran “tomar el cielo por asalto”, antes de la Comuna de París, pero una vez producida, la reivindicó totalmente y extrajo conclusiones políticas estratégicas de esa experiencia. 

Lenin había previsto y exhortado que en la Rusia zarista se produjera una verdadera revolución democrática. Pero no sabía cuál era la forma concreta en que ésta se iba a producir. Apenas surgieron los soviets (consejos) en 1905 los desestimó, no tomó conciencia inmediata de su importancia fundamental. Pero como siempre hacía se puso a estudiar nuevamente a Marx y Engels, entre otros, para encontrar la clave que explicara el nuevo fenómeno. Y llegó a la conclusión de que los soviets eran una versión rusa de la Comuna de París, eran su continuación histórica, a tal punto que los defendió e impulsó como nadie a partir de ese momento.

Hay que estar atento a las masas, porque ellas suelen encontrar el camino que muchas veces los intelectuales revolucionarios no encuentran. 

Los cantos contra Macri dejaron sin respuesta a Durán Barba y Cía. Por su masividad y su contexto son inatacables. Incluso la parte de la población que sigue defendiendo a Macri no puede evitar tomar nota de que el repudio al gobierno es masivo. Es una prueba irrefutable, que se extiende día a día a todo tipo de ámbitos, muy distintos a la canchas de fútbol. Comienza a circular en la opinión pública lo que realmente significa la política de este gobierno.

Obviamente citar a la Comuna de París o los soviets sólo tienen un punto en común con los cantos contra Macri, que fueron una iniciativa de masas, que nadie previó, pero que tiene significados políticos muy importantes, y de los cuales se puede aprender. 

Las masas abrieron la brecha en el discurso del gobierno, rompieron la protección y el silencio de los medios de comunicación.  Lo que sucederá de ahora en más es impredecible. La brecha está abierta, y su significado político, en cuanto a una elevación generalizada de la conciencia es muy importante.

Carlos A. Larriera
3.3.2018