jueves, 30 de enero de 2014

El capital concentrado contra el proyecto de crecimiento industrial


El capital concentrado contra el proyecto de crecimiento industrial



30.1.14
El capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI) se opone al plan de crecimiento industrial con inclusión social que han anunciado los ministros Capitanich y Kicillof el mismo día del cambio de gabinete.
El (CCyCI) que actúa en el país es mayoritariamente extranjero, aunque hay algunos pocos capitales argentinos que ya son internacionales. Es importante tener en cuenta que gran parte de la producción del país está en manos de empresas extranjeras, o sea que el (CCyCI) actúa permanentemente y con enorme peso en la economía argentina.[1] Sus intereses son internacionales, pero una parte de su actividad se desarrolla en el país, siendo la parte mayoritaria de la producción industrial local.
El (CCyCI) son conglomerados empresarios internacionales que tienen un directorio internacional y están compuestos por todo tipo de empresas: industriales, comerciales, bancarias, financieras, etc. Desde la crisis de la baja de la tasa de ganancia iniciada a comienzos de los ’70, y sobre la base de la impresionante revolución tecnológica, el capitalismo ha venido acelerando enormemente el mecanismo al que recurre para intentar contrarrestarla: la concentración y centralización del capital, con las cuales se salvan unas pocas grandes empresas, a costa de quebrar al resto y provocar la desocupación y el empobrecimiento de crecientes masas de población. Las oleadas de fusiones y adquisiciones que se han venido dando y acelerando a través de los años testimonian este proceso[2]. Se forman grandes conglomerados que operan a escala mundial, venden y compran en todo el planeta, no solamente producción industrial sino todo lo que se puede comprar y vender hoy bajo el capitalismo. Prácticamente todo, porque cada vez más el capitalismo convierte todo en mercancía. A medida que crece la superproducción, motorizada por esa misma concentración, se van saturando los mercados mundiales, y entonces recurren cada vez más a todo tipo de negocio financiero para seguir contrarrestando la baja de la tasa de ganancia, aunque en este caso con capital ficticio, formando burbujas cada vez más grandes que cada tanto estallan, quedando en la ruina innumerables empresas e inversores personales, salvándose al núcleo duro del CCyCI, para lo cual también se recurre a la creación de más capital ficticio, como es el caso de la actual emisión de dólares de la Reserva Federal de EE.UU. para “salvar a los bancos”, eufemismo que implica que el núcleo duro del CCyCI recupera sus inversiones a costa del aumento de la miseria de la población mundial.
Debido a la crisis mundial de superproducción no les alcanza el planeta para vender todo lo que producen o compran, razón por la cual invaden cada vez más todos los países, desplazando la producción, el comercio y la banca locales. La banca extranjera, por ejemplo, nunca tuvo la dimensión y la libertad de acción que hoy tiene en la Argentina, herencia de la política de la dictadura militar y los gobiernos de la convertibilidad 1 a 1, Menem-Cavallo y De la Rúa-Cavallo. La política económica de Cavallo fue en lo esencial, la misma de Martínez de Hoz, yendo más allá de este último porque la dictadura militar había creado las precondiciones que facilitaron hacerlo. Basta mencionar que recién con la dictadura de Onganía el ministro Krieger Vasena autorizó a los bancos extranjeros a tener sucursales en el interior del país. Desde el golpe del ´55 había venido avanzando la privatización y extranjerización, pero todavía no había llegado a ese punto.
Hoy todavía perduran la ley de inversiones extranjeras y la ley de actividades financieras promulgadas por la dictadura que, básicamente, establecen para las empresas extranjeras y las grandes empresas amplísima libertad de acción, eliminando prácticamente todas las restricciones y reglamentaciones.
El (CCyCI), dado que trabaja a escala mundial, necesita comprar y vender en el país lo que no puede vender en otros países cuyos mercados se van saturando. No le interesa ni el mercado interno ni defender el valor del peso. Le alcanza con vender sus productos a los 10 o 15 millones de argentinos que tienen mayores ingresos, apoderarse de las materias primas que existen en el país y al mismo tiempo, reclama la libre disponibilidad de las divisas, sin restricción de ningún tipo. Esto incluye, por ejemplo, libre remisión de utilidades a sus casas matrices. Reinvierten lo mínimo en el país para poder seguir funcionando localmente y la mayor parte de sus ganancias las envían a sus casas matrices, ganancias en pesos que se transforman en dólares utilizando las reservas del banco central a través del sistema bancario, legalmente y a la luz del día. A partir de fines del 2011 se establecieron algunas restricciones a esta remisión de utilidades.
Si el proyecto de desarrollo industrial anunciado con el cambio de gabinete tiene éxito, implicará un retroceso relativo de la tremenda influencia del (CCyCI) en el país, con la disminución de su posición dominante. Un gobierno en un país que se autoprovee de alimentos, energía, divisas, etc., es mucho menos vulnerable a los dictados del (CCyCI). Y el plan de desarrollo industrial con inclusión social tiene el objetivo de lograr el autoabastecimiento en todos esos rubros fundamentales. Desaparecerían los agujeros cambiarios que hoy representan el déficit comercial y energético. Déficit comercial industrial significa que las importaciones industriales constituyen un monto mayor que las exportaciones industriales. Y lo mismo en el caso del petróleo y el gas, que es la balanza comercial energética. Si además crecen las exportaciones industriales de origen industrial (MOI) al punto de que se constituye un superávit de la balanza comercial industrial y lo mismo sucede con la balanza energética, la dependencia del gobierno de los dólares de la venta de la cosecha de cereales y oleaginosos (soja, etc.) disminuiría significativamente, y el “campo” no podría ocupar el lugar central en la creación de las condiciones para un golpe cambiario como el que ha sucedido el 24.1.14 desencadenado finalmente por la Shell. A esto cabe agregar el desarrollo científico y tecnológico que está impulsando este gobierno que se ve reflejado en la fabricación de satélites y centrales nucleares en el país que se exportan, y otros desarrollos como biotecnología, nanotecnología, impresión 3D, etc., cuyo potencial exportador es también muy grande.
El CCyCI no puede permitir esto tranquilamente. Se opuso, se opone y se opondrá. Seguirán los boicots y las presiones a este gobierno para tratar de impedirlo. Los principales arietes han sido hasta este momento, la brecha cambiaria y la inflación. La brecha cambiaria parece, hasta ahora, que está siendo controlada por el gobierno. En relación a la inflación, en particular la que se puede provocar por el traslado a los precios alegando la devaluación como causa, el gobierno está en plena actividad para tratar de impedirla. La devaluación implica que todo lo importado es más caro. Como hay muchos productos industriales que tienen una gran parte de insumos importados, las empresas aducirán aumento de costos para aumentar los precios. El gobierno ha anunciado que controlará si realmente hay aumento de costos y no autorizará aumento de precios de  productos finales que no estén justificados por estos aumentos. Otros obstáculos que irá instrumentando el CCyCI deberán ser enfrentados a medida que se produzcan. Seguramente se producirán. La brecha cambiaria no ha sido un fenómeno natural sino parte de la política del CCyCI para impedir el desarrollo industrial con inclusión social que pueda llegar a lograr el gobierno.
Es importante que toda la población tenga claro que se está dando esta puja entre el CCyCI y el gobierno. En otros tiempos el CCyCI solucionaba todo esto con golpes de estado. El gobierno de Ilia, por ejemplo, fue derrocado por un golpe militar por su política con los laboratorios y las empresas petroleras extranjeras.
El CCyCI está recurriendo en todo el planeta a lo que llama “revoluciones pacíficas”.[3]
Existen las internacionales de derecha[4], una de las cuales integra la Fundacion Pensar, del PRO de Mauricio Macri, que recientemente con otras fundaciones hicieron seminarios en Rosario y la Ciudad de Buenos Aires.
Hay planes para derrotar al gobierno de Venezuela.[5] Orlando Rangel Yustiz explica la preparación del “golpe blando” contra el gobierno de Venezuela.[6]
Durante un discurso reciente en Polonia, el ex asesor de Seguridad Nacional de EE.UU. Zbigniew Brzezinski dijo que “El populismo es la nueva amenaza”.[7]
Por acción directa de sus propias empresas, como Shell el 24.1.14, por la no liquidación de parte de la cosecha y otras formas de elusión de divisas, por fuga de divisas, y/o utilizando estas y otras operaciones para volver a ampliar la brecha cambiaria, o por acciones emprendidas por sus representantes políticos (la oposición de derecha al gobierno) o acciones instrumentadas por estas organizaciones internacionales, el CCyCI se seguirá oponiendo a un desarrollo industrial con inclusión social en el país.
El gobierno está realizando permanentemente una serie de acciones para llevar adelante este plan de crecimiento industrial. Sería conveniente imaginar por un momento un escenario en que no hubiera una permanente desacreditación de las acciones de gobierno por parte de la oposición y que por otro lado, el conjunto de la población al constatar en hechos concretos los avances de este plan, se volcara paulatinamente con mayor intensidad a apoyarlo. Es fácil suponer que en una situación semejante el plan tendría muchísimas más posibilidades de concretarse.
Lógicamente este plan de desarrollo industrial tiene y tendrá todos los males del capitalismo. No podría ser de otra manera, pues es un plan de desarrollo industrial capitalista. Pero no es lo mismo el capitalismo en desarrollo que necesita del mercado interno para crecer, que los conglomerados internacionales que arrasan con todo el planeta para aumentar su tasa de ganancia. El plan de crecimiento con inclusión social del kirchnerismo es y será utópico porque o bien por su propias contradicciones y limitaciones capitalistas sumado a la oposición del CCyCI no logra desarrollarse o bien, en el caso de que lograra un desarrollo capitalista industrial importante, sufrirá el proceso de todo capitalismo, la concentración y centralización del capital e irá adquiriendo las características del actual CCyCI.
Pero no es lo mismo el corto o mediano que el largo plazo. Si en los próximos años se desarrolla el proyecto industrial del gobierno, será un escenario infinitamente más favorable para el desarrollo de la lucha de clases que si se impone incondicionalmente la política del CCyCI, volviendo a una década del ’90 de desocupación, pobreza, y destrucción generalizada de la industria, pero corregida y aumentada porque la concentración y centralización ha crecido notoriamente, y con esto sus necesidades predatorias.
Hay que tener en cuenta también, que el crecimiento industrial es necesario para el bienestar económico de la población. No a la manera capitalista, pero la construcción del socialismo se basará irremediablemente en el desarrollo industrial que se haya producido durante el capitalismo. El mejor desarrollo industrial bajo el capitalismo es el mejor escenario a partir del cual construir el socialismo. Construir el socialismo en base a una destrucción industrial generalizada como en los ’90 no es la mejor opción, en caso que ese punto de partida fuera suficiente para iniciar la construcción del socialismo.
Y en este escenario más favorable de crecimiento industrial, la tarea central de la izquierda será la elevación de la conciencia de la clase obrera y el conjunto de la población, para crear las condiciones necesarias para la única solución de fondo, la expropiación del capital y la construcción del socialismo, vía revolución social.
Los partidos de la izquierda actual no cumplen esa tarea, ni la cumplirán, porque han desarrollado a través de los años, un economicismo, limitándose a la lucha sindical y todas sus reivindicaciones, reivindicaciones que son en sí mismas reformistas, forman parte del programa mínimo de todo partido revolucionario, es decir la parte del programa que abarcan las reformas que pueden ser logradas bajo el capitalismo. La partidos de la izquierda actual son sujeto de la misma crítica que hacía Lenin a los practicantes del “economismo” en el Qué hacer, criticando que dejaban la política a la burguesía, y se dedicaban a una imposible elevación de la conciencia en base a la lucha sindical, argumentando entre otras cosas, que eso era imposible “porque el marco era demasiado estrecho”.
Una verdadera izquierda debe ser combatiente de vanguardia por la democracia, debe intervenir en todas las luchas políticas democráticas, económicas, por el máximo mejoramiento posible de las condiciones de vida de la población bajo el capitalismo, debe ayudar permanentemente a la clase obrera a comprender cómo funciona el mundo, a conocer qué intereses defienden y cómo actúan todas las clases y sectores de clases, etc. Una verdadera izquierda debe luchar para impedir que triunfe la política del CCyCI, oponiéndose a retroceder a una situación aún peor que en la década del `90 que culminó en el 2002. Debe apoyar lo bueno que haga este gobierno, criticar, oponerse, e impulsar alternativas en todo lo negativo de sus políticas, y aprovechar la experiencia inédita de una gestión que intenta una utopía, el pleno crecimiento con inclusión social bajo el capitalismo, para mostrar al conjunto del pueblo las infinitas limitaciones que existen bajo el capitalismo para concretar ese objetivo y las infinitas trabas que impone al mismo tiempo, el capital concentrado; basarse diariamente en todo esto para elevar la conciencia de  la clase obrera y el pueblo acerca de la inviabilidad del capitalismo y la necesidad de la construcción del socialismo vía revolución social.

Carlos A. Larriera
30.1.14




[1] En un informe realizado por Martín Schoor y Nicolás Arceo para el centro de estudios de la CTA (CIFRA), los autores calculan un 60 por ciento de empresas que producen en el país en manos extranjeras. A lo que se le agrega el grado de transnacionalización de las compañías argentinas más poderosas. (http://www.lapoliticaonline.com/nota/56461/, 27.10.2011, El control de las ganancias mineras y petroleras abre el debate por la remisión de utilidades)
[2] Ver, por ejemplo, Orlando J. Ferreres & Asociados s.a., M&A EN ARGENTINA 4to Trimestre 2013 (fusiones y adquisiciones de empresas, conocidas también por su acrónimo en inglés “M&A” (siglas de "Mergers and Adquisitions") ), http://www.ojf.com/images/documents/ma_ultimo.pdf, o también: ¿Cuáles son las principales fusiones y adquisiciones de 2010? Resumen de las fusiones y adquisiciones en el mundo en 2010, http://actualidad.rt.com/economia/view/21751-Cuales-son-principales-fusiones-y-adquisiciones-de-2010.
[4] por ejemplo: “…Tras dos jornadas en la ciudad santafesina de Rosario, el evento organizado por fundaciones vinculadas al argentino PRO y al Partido Popular español trajo a la Ciudad de Buenos Aires sus diatribas contra el llamado "populismo"…” “…Con la presencia del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y otras personalidades del oficialismo de la Ciudad, la derecha iberoamericana cerró ayer el seminario internacional en el que los principales referentes del ultra liberalismo regional y español analizaron la coyuntura regional y formularon "ideas y propuestas" para actuar en el futuro…”, “…ayer fue la tercera jornada del seminario "América Latina: Desafíos y oportunidades", que organizaron la Fundación Libertad, la Fundación Pensar y la fundación española FAES. El martes y miércoles pasados, en la ciudad de Rosario, los expositores llamaron a "los liberales" a "perder el miedo a decir lo que pensamos" en tanto que tuvieron duras definiciones en relación con las democracias de la región, a las que tacharon de "populismos"…”, “…contó con la presencia del ex presidente de España José María Aznar; del ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle; del ex presidente boliviano,  Jorge Quiroga; y del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa…” La Fundacion Pensar del PRO de Maurico Macri pertenece a este internacional de derecha.
Con la presencia de macri y aznar. le impidieron el ingreso a los periodistas, La derecha cerró su cónclave porteño, por Martín Ferreyra, Tiempo Argentino, 12.4.13
[5] “…un documento interno de tres organizaciones de Colombia y Estados Unidos evidencia un plan macabro contra el Estado venezolano para provocar violencia —incluso muertos— con la intención de justificar una intervención internacional antes de las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre. El documento, titulado 'Plan Estratégico Venezolano', fue preparado por la Fundación Internacionalismo Democrático del expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, junto con la Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia y la empresa estadounidense de consultores FTI Consulting. Su fecha de redacción fue el 13 de junio de 2013, durante una reunión entre representantes de estas tres organizaciones, dirigentes de la oposición venezolana, como María Corina Machado, Julio Borges y Ramón Guillermo Avelado, el experto en guerra psicológica, J.J. Rendón, y el encargado de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID) para América Latina, Mark Feierstein…” http://actualidad.rt.com/expertos/eva_golinger/view/110489-documento-evidencia-plan-desestabilizacion-venezuela-golinger, Documento evidencia un plan de desestabilización contra Venezuela, Eva Golinger, abogada y escritora, 5 nov 2013.
[6] “… Caracas, 01 Nov. AVN.- Los tentáculos del Albert Einstein Institution (AEI) tienen presencia efectiva no sólo en Europa, Medio Oriente y África. Bajo la dirección de Gene Sharp y sus aliados (Robert “Bob” Helvey, Srdja Popovic, Ausama Monajed, Jamila Raquib), esta subsidiaria de la CIA se extiende por América Latina desde hace más de una década, y en particular sobre la costa del Caribe, donde están Venezuela y su Revolucion Bolivariana…” Manual USA para derrotar gobiernos (V), Venezuela, la apuesta dura del golpe blando, por Orlando Rangel Yustiz, 1.11.2013.
http://www.avn.info.ve/contenido/venezuela-apuesta-dura-del-golpe-blandom. De este autor también se  puede leer “Manual USA para derrotar gobiernos I, II, III, y IV, por ejemplo:

[7] (Año 5. Edición número 237. Domingo 2 de diciembre 2012, Por Internacional


lunes, 27 de enero de 2014

La devaluación, el día después

LA DEVALUACIÓN, EL DÍA DESPUÉS




El capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI) logró finalmente una devaluación importante dado que el valor del dólar pasó de 6 pesos en noviembre de 2013 a 8 pesos ayer 24 de enero de 2014[1]. Para frenar el crecimiento cada vez más acelerado de la brecha cambiaria el gobierno decidió fijar el dólar en 8 pesos, lo que también por otro lado constituye un contraataque de su parte. De poder mantener el Banco Central esa cotización todos aquellos que apostaron a más de 8 perderían dinero. Si esto sucediera sería una advertencia para todos los especuladores con el valor de la divisa. También puede suceder que el CCyCI mueva todas sus fichas para que el lunes 27 de enero se produzca una demanda extraordinaria de dólares con la finalidad de bajar una gran cantidad de reservas del Banco Central y poner al gobierno en una nueva encrucijada, porque es obvio que éste no puede dejar que las reservas bajen más allá de cierto límite. Pero si esta demanda extraordinaria no se produce, evidentemente bajará el dólar blue y, en principio, tenderá a estabilizarse en un cierto precio bastante más bajo que 13 pesos el dólar. Esto sería un afianzamiento relativo del gobierno en caso de producirse.

Ahora bien, el panorama que se abriría en estas circunstancias es el del encarecimiento generalizado de las importaciones, con sus potenciales efectos inflacionarios. Por otro lado los exportadores obtendrían una gran competitividad cambiaria. Pero la propia industria exportadora y la dedicada exclusivamente al mercado interno verían encarecidos sus insumos. Y también sucedería esto con el comercio. Por otro lado, de trasladarse a los precios el aumento del costo de las importaciones, también se elevarían los precios de aquellos productos de íntegra producción local, por un efecto “contagio”. Si todo esto sucediera, habría una inflación generalizada, que podría ser moderada o acercarse al porcentaje de la devaluación, o aún más. Esto afectaría a los salarios que podrían llegar a ver muy disminuido su poder adquisitivo real. Este punto también fue uno de los objetivos del CCyCI: establecer muy bajos salarios. Otro de los objetivos del CCyCI fue la ganancia que obtienen muchos de sus integrantes, como los grandes exportadores.

Todo esto plantea un panorama nuevo e incierto. El primer dato que hay que tener en cuenta es si efectivamente el gobierno logra anclar el dólar en 8 pesos, con la aceptación principalmente del conjunto de la burguesía y la clase media. Que esto suceda es muy problemático, en los próximos días se verá.

También habrá que estar atento a las nuevas ofensivas del CCyCI, y a las respuestas del gobierno a estas ofensivas o a nuevas iniciativas del equipo gobernante.

Si se estabiliza el dólar a 8 pesos, habrá que ver en cuánto tiempo se concretan en una dimensión significativa los planes del gobierno de inversiones y créditos extranjeros para fortalecer las reservas, suficiente para conseguir un nivel de reservas que pueda resistir los ataques del CCyCI.
Si esto sucede, el gobierno obtendrá una fortaleza relativa que le permitiría en alguna medida avanzar en su plan de crecimiento industrial con inclusión social, aunque probablemente está inclusión se verá bastante disminuida.

Justamente impedir el avance del plan de industrialización del gobierno fue una de las razones fundamentales para esta ofensiva renovada destinada a agrandar a niveles insostenibles la brecha cambiaria que ha venido realizando el CCyCI. A pesar de todas sus debilidades, si el gobierno logra con préstamos no leoninos, e inversiones para infraestructura y desarrollo industrial, en primer lugar un gran nivel de reservas, y en segundo lugar avanzar en el crecimiento industrial, el CCyCI se verá dificultado para ejercer su hegemonía en forma indiscutible y directa. A esto hay que agregar que a medida que transcurra el tiempo el gobierno podría ir concretando su objetivo de profundizar la sustitución de importaciones, tanto en energía, como en la industria en general, pasando por la industria electrónica. Si se lograra una importante sustitución de importaciones aumentaría significativamente el superávit comercial. Con el dólar estabilizado habría posibilidades de que bajen los exacerbados gastos por turismo y tarjeta de crédito en el exterior, de que los importadores no anticipen sus importaciones y que los exportadores no demoren la liquidación de sus exportaciones, y la desesperación por el blue podría moderarse notoriamente.

Este posible panorama difícilmente sea bien visto por el CCyCI, porque consolidaría al gobierno, aumentaría su base social y en consecuencia, sus votos podrían mantenerse o aumentar y por lo tanto subirían las posibilidades de un triunfo del FPV en las elecciones del 2015 con un candidato comprometido con el crecimiento con inclusión social (CIS), y el CCyCI vería postergada la posibilidad de una influencia directa y total sobre el futuro gobierno. Para evitar este panorama, y reemplazarlo por un futuro gobierno electoralmente elegido fiel y sumiso al CCyCI es que éste ha desatado toda esta campaña devaluatoria que ha concluido, al menos por ahora, con el dólar a 8 pesos.
También hay que tener en cuenta otra de las herramientas del CCyCI, una alta inflación, que en estos momentos es muy posible que suceda. La causa principal de la inflación es la extranjerización y oligopolización de la mayor parte de la producción industrial, situación que este gobierno hereda de la dictadura militar y el menem-cavallismo. Los oligopolios pueden aumentar los precios discrecionalmente, y cualquiera sea el gobierno tiene muy pocas posibilidades de impedirlo dada la naturaleza del capitalismo. Alta inflación y pronunciada brecha cambiaria son los arietes del CCyCI para crear una situación económica insostenible para el gobierno, y de esa manera lograr un total dominio sobre él. Sea el actual o el surgido de las próximas elecciones, gane el FPV o la oposición.
Hay que esperar entonces probables nuevas ofensivas del capital concentrado. Que esta ofensiva existe lo corrobora la maniobra de la Shell difundida en los medios de comunicación. El hecho de pedir comprar 3.500.000 de dólares a 8,70 cuando estaba a 7,30 es una prueba irrefutable de su intencionalidad.

La respuesta del gobierno, derrotado en su primer intento de reducir la brecha, ha sido muy riesgosa, ha pagado el costo político de aceptar una devaluación impuesta, contradiciendo sus promesas de no devaluar y ha abierto la puerta para una inflación acelerada que reduzca el salario real y complique para la adquisición de insumos a la industria, y también al comercio, aunque el gobierno se favorece al ganar en competitividad la industria para exportar al exterior, favoreciendo la estrategia de obtención de más divisas y la sustitución de importaciones.

Pero las políticas del gobierno siguen centrándose en medidas que eludan un enfrentamiento más o menos directo con los empresarios, en particular el CCyCI. Las medidas que se necesitan tomar son la estatización del comercio exterior y los bancos, única manera de optimizar su control, aunque nunca se lo podrá lograr completamente bajo el capitalismo. El gobierno se niega a tomar estas medidas, así como se niega a ayudar a elevar la conciencia de la población sobre el problema, con lo que se priva del apoyo necesario para tomarlas y potencia su situación de debilidad frente a la ofensiva del CCyCI.

Con qué rapidez aumentarán las divisas con inversiones y créditos extranjeros, hasta qué punto se mantendrá estable el dólar en 8 pesos, cuál será el aumento de la inflación y la caída del salario real, cuánto perjudicará a la industria y el comercio el aumento del valor de los insumos y los bienes, qué nuevas ofensivas y boicots implementará el capital concentrado, son las incógnitas que se irán develando en los próximos días y semanas. Cualquier cambio pronunciado en cualquiera de estas variables distorsionará toda la situación actual y entraremos en otra muy distinta.

Carlos A. Larriera
25.1.14





[1] 18.11.2013           a           $ 6,004
   21.1.2014             a           $ 6,885
   24.1.2014             a           $ 8,000. Fuente: BCRA.

miércoles, 22 de enero de 2014

La Brecha Cambiaria

La Brecha Cambiaria




El cambio de gabinete en diciembre se debió a la necesidad del gobierno de superar la brecha cambiaria. Históricamente el mercado paralelo, blue, básicamente un mercado de dólares billete, siempre fue de muy pequeña dimensión frente al volumen global de las divisas que entran y salen del país. Pero el capital concentrado y centralizado internacional, (CCyCI) continuando con su política destituyente de provocarle al gobierno una situación económica inmanejable, se concentró en el aumento de la brecha cambiaria. Es decir, mientras la diferencia entre oficial y paralelo o blue era pequeña, no era un problema que afectara mayormente el funcionamiento global de la economía, pero al ampliarse la brecha cambiaria se tornó urgente cerrarla lo más pronto posible.
Es la misma operación que el CCyCI está haciendo en Venezuela país en el cual a diferencia de Argentina, el 97% de las exportaciones son de petróleo de la empresa estatal PDVSA. Es decir que es el estado el que percibe directamente las divisas, y no como en la Argentina que son empresas privadas las receptoras de las divisas que deben después liquidarse en el mercado de cambios e ingresar como reservas al Banco Central.[1] En Venezuela, por lo tanto, no debería haber problemas de restricción externa (escasez de divisas), sin embargo lo hay, porque existe una fenomenal fuga de divisas efectuada a través de una sobrefacturación de importaciones de grandes dimensiones[2] y han logrado provocar también una brecha cambiaria complicando el funcionamiento de la economía venezolana.
A fines de 2011, cuando la fuga de divisas significaba una reducción acelerada de las reservas, el gobierno nacional instrumentó una política de administración de las divisas, un control de cambios parcial y focalizado, administración de la autorización de importaciones, prohibición de venta de dólares para ahorro, necesidad de justificar un monto adecuado de dinero en blanco para la adquisición de divisas, etc. Esta política llamada “cepo cambiario” por la oposición, obtuvo un resultado importante y frenó, en gran medida, la fuga.
Pero el CCyCI potenció la dinámica natural del mercado de cambios capitalista, fogoneando la suba de la cotización del dólar paralelo de múltiples maneras, hasta que la brecha cambiaria se tornó lo suficientemente grande como para adquirir una dinámica propia de crecimiento permanente. Cuando la brecha es muy grande los distintos actores económicos o bien deciden no vender sus dólares en el mercado legal o bien esperan a que suba la cotización, es decir, esperan una devaluación, brusca como quieren los voceros del CCyCI, o gradual pero acelerada como la que está realizando el gobierno actualmente[3].
La política del CCyCI implicó impulsar por un lado la salida de una gran cantidad de divisas y, por el otro ingresar la menor cantidad posible, de esta manera bajar las reservas, en base a esta caída potenciar las expectativas de una devaluación, y fomentar así el crecimiento permanente y en creciente aceleración de la brecha cambiaria. Al llegar a un determinado crecimiento la brecha cambiaria adquiere una dinámica propia, lo que provoca, ahora sí, un problema económico imposible de sustentar en el tiempo. Para que la economía tenga un funcionamiento manejable es imprescindible, llegado a este punto, reducir a un mínimo la brecha cambiaria.
Los exportadores demoraron la venta esperando una mayor devaluación, como es el caso del aumento de la acumulación de la cosecha en silos bolsa. Los importadores aceleraron los pagos, previendo un encarecimiento del dólar. El turismo que ingresa al país en lugar de vender dólares en el mercado legal, lo hizo en el blue, por la diferencia de precio. Los turistas que viajan al exterior usan al máximo el dólar de la tarjeta de crédito, elevando notablemente la salida de divisas. En definitiva con una brecha cambiaria en crecimiento, todos los actores económicos se van volcando al dólar blue de una u otra manera o esperan la devaluación, provocando el aumento de la brecha cambiaria a una velocidad cada vez mayor, haciendo insostenible su mantenimiento. El CCyCI finalmente logró poner al gobierno en una encrucijada difícil de superar.
Es indiscutible que existió y existe esta política del CCyCI. Es cierto también que existe una dinámica natural de los actores económicos cuando hay una diferencia, aunque sea pequeña, entre el dólar oficial y el paralelo, y que esta dinámica se profundiza a medida que la brecha crece. Si la brecha es muy pequeña, nadie se molesta en ir a las cuevas a vender su dólares, si la brecha es grande todo el mundo vende a la cotización blue. Pero el crecimiento de una brecha pequeña a una brecha suficientemente grande como para que adquiera su propia dinámica de aumento, no es solamente ni mucho menos un fenómeno natural. Los medios de comunicación de mayor difusión entre la población del país, televisivos, radiales y prensa impresa, internet, pertenecen a distintas fracciones del CCyCI. Tal es el caso de los grupos de empresas Clarín y La Nación, porque no son “un diario” sino la prensa escrita representante de grandes conglomerados empresarios industriales, comerciales y financieros. Hablar de “Clarín” refiriéndose exclusivamente al diario, como si fuera solamente un problema entre “un diario” y el gobierno, es alejarse de la realidad. Hay que recordar, por ejemplo, que el conglomerado empresario “Clarín” tiene más de 240 empresas de cable en el país, y además posee multitud de radios y diarios en muchas provincias, habiendo adquirido, por ejemplo, el control de los diarios La Voz del Interior de Córdoba y Los Andes de Mendoza. Hay que tener presente también que la mayoría de los bares y restaurantes de la Ciudad de Buenos Aires emiten permanentemente el canal TN del conglomerado Clarín. Y la distribución en el interior del país de este conglomerado empresarial también es abrumadoramente hegemónica. Prácticamente el único diario de la Capital que llega al interior es Clarín, y en menor medida La Nación, que también es integrante del CCyCI. En  definitiva, la “noticia” de los diarios, radios y canales de televisión que recibe la población es lo que dicen Clarín y la Nación. Esa noticia es percibida como la verdad de lo que pasa en el país, naturalmente, por la mayoría de la población. Y estos medios de comunicación del CCyCI vienen fogoneando de todas las maneras posibles la sensación colectiva de que el dólar en algún momento se va a devaluar, impulsando de esa manera el aumento de la brecha cambiaria. Por otro lado, el incremento de la sobre facturación de importaciones y subfacturación de exportaciones, la demora en liquidar divisas, la retención en silos bolsa, etc., no sólo han estado motivadas por una expectativa de devaluación, sino deliberadamente para aumentar la brecha cambiaria.
El CCyCI puede llevar adelante esta política porque el propio gobierno se encuentra encerrado por su respeto a las reglas de juego del capitalismo, pero particularmente por su respeto a las reglas de juego instaladas desde la dictadura militar y el menemismo, reglas que responden en particular a los intereses del CCyCI. No es incompatible con el capitalismo una reforma agraria radical, ni siquiera es incompatible con el capitalismo la expropiación de todos los propietarios agrarios, grandes, medianos y pequeños, la estatización de la propiedad agraria en su totalidad y la explotación agraria exclusivamente por contratos de usufructo de la tierra. Esto no solamente no es incompatible con el capitalismo, sino que promueve el desarrollo más acelerado y pleno del mismo. Obviamente, los propietarios agrarios demonizan esta posibilidad, y la relación de fuerzas para intentar la reforma agraria más leve es muy difícil de lograr, en principio porque ni siquiera se habla del tema, y la relación de fuerzas depende en lo esencial de la toma de conciencia de la mayoría de la población de la dimensión del problema que se trate.
Tampoco va en contra del capitalismo la estatización del comercio exterior y los bancos, medidas imprescindibles para administrar adecuadamente las divisas y direccionar el crédito hacia el fomento de la producción. También en este caso, obviamente, las empresas privadas que monopolizan el comercio exterior (ver nota al pie n°1) y la banca privada se oponen ferozmente a todo cambio en este sentido. La estatización del comercio exterior y los bancos, que son las medidas que el gobierno necesita tomar si quiere solucionar el problema de la restricción externa, (falta de divisas), restricción que en este momento está provocada por la brecha cambiaria, no son ni siquiera consideradas por el gobierno, que no está de acuerdo, o no se atreve a llevarlas adelante. Tampoco tiene el gobierno una política de esclarecimiento de la opinión pública para crear la suficiente relación de fuerzas como para poder llevarlas adelante. Se limita a tomar medidas que no contradigan en lo fundamental las exigencias de las empresas privadas, medidas que por lo tanto son mucho menos efectivas, y de dudoso éxito final.
Básicamente, Capitanich y Kicillof proponen reducir la brecha cambiaria aumentando la inversión externa y los préstamos del exterior, aunque intentando que esta inversión externa se dirija a promover el desarrollo de la infraestructura y de la industria, y que los préstamos no sean leoninos, como podría ser obtenerlos de Rusia y China, que por la coyuntura internacional tendrían cierta disposición a efectuar préstamos en condiciones relativamente razonables. De lograr de esta manera reducir la brecha cambiaria, y eliminar en lo sustancial la restricción externa, habrán conseguido superar temporariamente la encrucijada actual, pero habrá que ver hasta qué punto esto implicará un mayor sometimiento general a los dictados del CCyCI.
Si tiene éxito la política de inversión y préstamos externos para frenar la baja de las reservas, tendría la ventaja adicional de independizar al gobierno, en alguna medida, de la necesidad del ingreso de divisas provenientes del sector agropecuario, y de esta manera reducir las posibilidades de este sector de realizar boicots y presiones sobre el gobierno.
Pero todo es muy incierto, y el gobierno se verá permanentemente sometido a los boicots y operaciones del CCyCI para someterlo a sus condicionamientos y exigencias.
En el trasfondo de todo esto está el respeto del gobierno hacia las reglas del juego que el CCyCI ha impuesto desde la dictadura militar a esta parte, pasando por el gobierno Menem-Cavallo, que de conjunto han dejado también un “cepo” ecónomico y legal muy condicionante.
Otra de las cuestiones es la ideología instalada acerca de que los ciudadanos argentinos tenemos un derecho irrestricto a adquirir la cantidad de dólares que deseemos en el mercado oficial, el mercado legal y que cualquier restricción que imponga el gobierno en este sentido, es un violentamiento de los derechos demócraticos de los ciudadanos argentinos.
Hasta hace un año atrás las reservas del Banco Central eran de 40.000.000.000 de dólares. Teniendo en cuenta que la población argentina es de 40.000.000, haciendo la división correspondiente, corresponde a cada argentino la cantidad de…¡u$s 1.000! Y si sólo 4.000.000 quisiera comprar dólares (obviando una reflexión acerca de que esto sucede si hay mucha pobreza y desigualdad en el ingreso) le correspondería a cada uno u$s 10.000, que también es mucho menos de lo que demandan gran cantidad de turistas, y infinitamente inferior a la fuga de divisas que realizan los grandes capitales. De manera que el tan declamado derecho democrático irrestricto a la compra de dólares tiene un límite objetivo: la cantidad de dólares disponibles es limitada, muy limitada en el caso de que todos los ciudadanos quieran adquirirlos.
Otra cuestión que la población no tiene en cuenta, y que en gran medida se desconoce, es que las divisas son la única moneda con la cual se pueden adquirir bienes fuera de las fronteras del país. Las reservas del Banco Central son las únicos dólares con los cuales la población puede adquirir lo que se necesita en el exterior, sean medicamentos, aparatos médicos como tomógrafos, etc., pasando por bienes de capital e insumos para la industria, y llegando a bienes suntuarios como autos de alta gamma, por ejemplo. Es evidente que aunque las reservas fueran mucho mayores, aún así tendrían una escasez relativa que obligaría a administrar esas divisas, a ejercer algún tipo de control de cambios.
Si estas cuestiones fueran cabalmente conocidas y comprendidas por el conjunto de la población, sería mayor la posibilidad de exigir el adecuado ingreso y liquidación de la totalidad de las divisas que se generan en el país, y una administración sensata y racional de las divisas que se utilizan para pagos fuera del país.
No existe un problema “natural” de restricción externa. En la Argentina se genera una cantidad de divisas holgadamente suficiente para cubrir todas las necesidades de la población, como bienes de capital e insumos industriales, medicamentos y aparatos médicos y turismo, entre muchos otros. La Argentina no es un país que tenga una escasez de divisas estructural. La cantidad de divisas genuinas que tiene un país es la diferencia entre lo que exporta y lo que importa, o sea, entre lo que vende y lo que compra en el exterior. Hay países que producen poco o nada exportable, y por reducidas que sean sus necesidades de importación, en esos casos la crisis crónica de falta de divisas es inevitable. No es el caso de Argentina. El problema aquí es que las exportaciones están en manos de empresas privadas, las importaciones también, e ingresan menos divisas que las que obtienen (subfacturación de exportaciones), o egresan más divisas de las que necesitan (sobrefacturación de importaciones), entre otras muchas maniobras de las empresas privadas que exportan e importan. Cabe aclarar que en el caso de la subfacturación simplemente el comprador extranjero deposita la diferencia entre el valor real y el valor efectivamente denunciado en la documentación de exportación de los exportadores en la cuenta corriente bancaria de estos en el extranjero, hecho esto en la más absoluta legalidad y a plena luz del día, por simples empleados bancarios que cumplen las directivas rutinarias para este tipo de operaciones. En el caso de la sobrefacturación la operatoria bancaria es similar pero inversa. Los dólares que salen para pagarle la importación al exportador del exterior, en su mayor parte son depositados por este en la cuenta corriente extranjera del importador. Si el comercio exterior fuera estatizado, las posibilidades de control serían infinitamente mayores.
Estos no son, por otra parte, los únicos mecanismos de elusión de ingreso de divisas, o de fuga de divisas[4], aclarando además, que con distintas operatorias normalmente se realizan a través de la red bancaria o sea, son formalmente legales, y efectuadas a plena luz del día.
La falsa conciencia relacionada con el dólar y el respeto del gobierno a las reglas de juego capitalistas actuales, instaladas desde la dictadura militar, llegaron en su momento al extremo que aún durante los primeros meses de Marcó del Pont al frente del Banco Central, la venta de dólares al público por parte de los bancos, que en última instancia se pagaban con las reservas del Banco Central, era absolutamente libre e irrestricta. Todo ciudadano o empresa podía comprar una cantidad de dólares ilimitada. Recién con las primeras restricciones se limitó la posibilidad de comprar a toda persona individual o jurídica hasta el monto de 2.000.000 de dólares mensuales. Hoy en día esa “limitación” parece, por el contrario, una autorización desmesurada para comprar dólares, pero estaba en la línea de que el gobierno kirchnerista hasta este momento había permitido la más libre y absoluta compra de dólares en los bancos sin ninguna necesidad de justificar el destino de la compra. Es un claro ejemplo del respeto del kirchnerismo por la libertad irrestricta, incondicional, en cualquier circunstancia, al acceso a los dólares, necesidad difundida permanentemente por el CCyCI desde hace muchos años, y recepcionada y reflejada por gran parte de la clase media como parte de su ideología.
Es necesario adecuar esta concepción a las necesidades reales de administración racional de las divisas y focalizar la responsabilidad de su escasez en sus verdaderos responsables, las empresas exportadoras e importadoras privadas[5] que se apropian de ellos y eluden y fugan divisas permanentemente, transformando en escasez lo que naturalmente en Argentina sería una abundancia de divisas suficiente para el funcionamiento de la economía.
Es necesario que la población tome verdadera conciencia de todo esto, y sería deseable que el gobierno contribuyera a crearla, para que pudiera existir una relación de fuerzas suficiente para tomar las medidas realmente efectivas que son la estatización del comercio exterior y de los bancos. Es poco probable que  el gobierno esté dispuesto a tomar estas medidas aún en el caso de que contara con la relación de fuerzas favorable, pero es absolutamente necesario tomarlas para optimizar lo más posible la tenencia de divisas, dentro de las limitadas posibilidades que ofrece el capitalismo para hacerlo.
Todas las fuerzas genuinamente progresistas y de izquierda son las que tienen a su cargo la tarea de ayudar a la elevación de la conciencia de la población, en particular de la clase obrera, para luchar por la estatización del comercio exterior y los bancos.
Carlos A. Larriera
21.1.14





[1] Ver, por ejemplo, Siete multinacionales concentran más del 80% de la exportación de soja, por Nicolás Furfaro, https://www.google.com.ar/?gws_rd=cr&ei=iCYnUr-KOqrCigLxpYGADg
[2] Sobre la brecha cambiaria en Venezuela ver, por ejemplo: Fuga de capitales (Venezuela y A.L.), fraudes, devaluación y Estatización del comercio exterior, Manuel Sutherland, http://rebelion.org/docs/178396.pdf.
“…Gran parte de los enormes ingresos por exportaciones petroleras se han exportado. Nuestra burguesía local se ha dado a la tarea (con gran éxito) de fugar del país las divisas que pudieran ser invertidas en infraestructura y producción industrial. La burguesía ha privatizado (con gran eficiencia) buena parte de la renta petrolera….”
“…la fuga de capitales en el período 2003-2013 bajo estricto control de cambio es ilícita. Afirmamos que es un fraude porque en Venezuela los mecanismos de venta de divisas a la clase capitalista se hacen (en un 90%) en estricta correlación a las solicitudes de importación. No hay otros mecanismos importantes de trasferencia de divisas. Por ende, el capitalista que protagoniza este drenaje de capital, lo hace a costa de realizar solicitudes de importación por 100 dólares de una mercancía X, luego recibe del gobierno los dólares por diversas vías (CADIVI, SITME, SICAD etc.) y éste se “cuadra” con el proveedor para importar mucho menos de esos 100 dólares, digamos 10 $, le da 10 $ al proveedor de “regalo” y EEUU los restantes 80 $ para ahorrarlos en el extranjero, incorporarlos al mercado paralelo y un largo etc. De esa forma es como se engordan las cuentas en el extranjero de la clase capitalista y de ahí es donde surge el llamado “mercado paralelo”. Podemos afirmar con toda seguridad, que el 98% de los dólares del “mercado paralelo”, fueron dólares entregados a precios preferenciales por el Estado…”
[3] Hasta ahora la devaluación gradual del gobierno no está dando resultados, la brecha se sigue ampliando. Habrá que ver qué sucede en adelante. Es fundamental para que los planes del gobierno tengan aunque sea un éxito temporal, que las inversiones y préstamos que están gestionando lleguen pronto y crezcan las reservas. En estas circunstancias el factor tiempo juega un rol fundamental.
[4] Fuga de divisas es cuando ingresan y pasan a formar parte de las reservas del Banco Central, y después vuelven a salir. Elusión se refiere a eludir el ingreso de divisas, los exportadores subfacturan exportaciones y no ingresan un porcentaje importante de las divisas que obtienen en el exterior, y los importadores sobrefacturan y también un porcentaje importante de las divisas quedan en el exterior.
[5] También fugan divisas el resto de las empresas, sobre todo las grandes, por distintos mecanismos, normalmente a través de la red bancaria, en épocas de libre compra de dólares lo hacen por simple transferencia bancaria, procedimiento que también se utiliza aún con control de cambios, aprovechando las debilidades de ese control.