sábado, 3 de agosto de 2013

Un ausente político en la Argentina (y el mundo): la clase obrera

Un ausente político en la Argentina (y el mundo): la clase obrera



 La clase obrera argentina no tiene actuación política. Es necesario que la tenga dentro de una estrategia de revolución social. Se nota la ausencia política de la clase obrera. No es casual, Lenin en el ¿Qué hacer? planteaba que la clase obrera no puede elevar su conciencia a conciencia revolucionaria sin ayuda del exterior, debido a las condiciones de explotación que se lo impiden. Los partidos de izquierda actuales no cumplen con el rol de ayuda al proletariado a elevar su conciencia. Se limitan, al igual que los economistas criticados por Lenin en el ¿Qué hacer?, a participar de la lucha por reivindicaciones económicas. “La única esfera en que se pueden encontrar esos conocimientos es la esfera de las relaciones de todas las clases y capas con el Estado y el gobierno, la esfera de las relaciones de todas las clases entres sí”. Y más abajo: “…el ideal del socialdemócrata [comunista] no debe ser el secretario de tradeunion [sindicato] sino el tribuno popular, que sabe reaccionar contra toda manifestación de arbitrariedad y de opresión, dondequiera que se produzca y cualquiera que sea la capa o la clase social a que afecte: …que sabe aprovechar el menor detalle para exponer ante todos sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos y cada uno la importancia emancipadora del proletariado.” Este gobierno es un gobierno que responde a la ideología utópica de la Juventud Peronista (JP) de los ’70, que creía que se podía lograr “la justicia social plena” bajo el capitalismo. Cristina Kirchner ha dicho directamente que no es revolucionaria, que reivindica a capitalistas y a obreros, trabajadores, pero que trabajen por el crecimiento con inclusión social. También afirma permanentemente que respeta las instituciones con absoluta determinación. Todas las medidas que ha tomado este gobierno –como la estatización de las jubilaciones, la AUH, etc.- que han avanzado de alguna manera sobre los límites que le impone el capital concentrado, han sido llevadas a cabo dentro de las instituciones de la democracia burguesa. Se ve día a día descarnadamente lo estrecho de estos límites, es imposible lograr plenamente el “crecimiento con inclusión social” a través de las instituciones de la democracia burguesa. El primer gobierno de Perón buscaba encorsetar a la clase obrera en sindicatos burocratizados, al mismo tiempo que les daba acceso a muchas reformas sociales. Este gobierno es un gobierno burgués, pero es y piensa como clase media, recoge la lectura que hizo la JP de los ’70, que reivindicó del primer peronismo las reformas sociales, la JP hizo de eso su eje central, y el punto de vista desde el cual caracterizó y reivindicó al primer peronismo. Durante este gobierno se han hecho avances en lo que tiene que ver con el procesamiento a los genocidas de la última dictadura. Y se han producido ampliaciones democráticas como la ley de medios (con todas las objeciones que se le pudieran hacer), el matrimonio igualitario, etc. Y las medidas económicas que también son ampliaciones democráticas, como la estatización de las jubilaciones, el aumento bianual de las mismas, la AUH, la creación de universidades y escuelas, etc. Se apoya políticamente en militantes y simpatizantes de clase media, en gran medida la juventud. Niega la independencia política de la clase obrera, se opone a toda elevación de la conciencia revolucionaria del proletariado. Desde la izquierda actual no se ayuda a la elevación de la conciencia. El gobierno se opone a esta elevación de la conciencia. La clase obrera está políticamente ausente, y se nota en la realidad social y política. No impulsa ni apoya activamente ninguna ampliación de la democracia, ni tiene un rol protagónico en la lucha contra el capital concentrado. Toda esa tarea política viene del gobierno (con todas sus limitaciones y distorsiones) o de la clase media, que no tiene política revolucionaria. La clase media no puede derrotar al capitalismo. No puede obligar al capitalismo a que acepte un “crecimiento económico con inclusión social”, la única forma de lograrlo es expropiando al capital, empezando por el capital concentrado y centralizado, y eso sólo se puede hacer con la revolución social, para lo cual es imprescindible la clase obrera. La clase obrera necesita saber cuáles son en cada momento las medidas máximas que se pueden tomar que impliquen avances democráticos, sociales y económicos para todos los trabajadores, para toda la población que vive de su trabajo. Y un verdadero partido obrero revolucionario debe explicar (“propagandizar”), agitar y organizar acciones que empujen hacia esos objetivos parciales, proclamando en todo momento su objetivo estratégico de revolución social. No hay otro camino hacia la revolución socialista. Lo contrario sería caer en posiciones anarquistas, imaginar que la conciencia revolucionaria ya está lograda, y que sólo falta “pasar a la acción”. La clase obrera debe ser combatiente de vanguardia por la democracia, y por todos los cambios económicos y sociales posibles en cada coyuntura, teniendo la revolución social como estrategia central. Carlos A. Larriera 3.8.13

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